sábado, 14 de junio de 2014

INTERSUBJETIVIDAD EN EL ACOMPAÑAMIENTO PEDAGÓGICO A LA LUZ DE LAS VIVENCIAS DOCENTES



Doctorante: MSc. Elizabeth Maluenga
 La formación de docentes es un proceso de actualización constante, particularmente en las áreas de docencia e investigación, necesario para mantener la actualidad en cuanto a las concepciones pedagógicas y las nuevas perspectivas investigativas; con la intención de lograr el mejoramiento de la práctica pedagógica y la construcción de una nueva visión del mundo.
En este proceso, la intersubjetividad posibilita redimensionar la relación entre el yo y el otro, la búsqueda de la construcción de un nosotros (fundamental en todo sujeto pedagógico). La intersubjetividad nos conduce directamente a la otredad en su doble dimensión: como otro que no soy yo y como posibilidad de búsquedade la construcción de lo que aún no soy. En este orden, la actitud del docente, comprometido con su quehacer diario, establece una articulación coherente entre la teoría y la práctica, entre el pensar y el actuar.
Desde lo antes dicho, la práctica pedagógica reflexiva es una actividad necesaria. Es un momento particular y personal, inherente al desempeño del docente, en el cual busca dar el sentido a la acción-observación-reflexión-planeación de situaciones problemáticas contextualizadas para reflexionar sobre ellas y obtener de ese ejercicio la experiencia vivencial que le aportará las bases para modificar aquello que debe modificarse.
Del mismo modo, esa acción reflexiva posibilita, no solo la construcción de conocimiento sobre las relaciones entre estudiantes, padres de familia y docentes, sino la articulación entre la conciencia de la acción docente con su experiencia y el mejoramiento de su praxis para igualmente mejorar la interacción dialógicacon los demás actores involucrados en el proceso.
La práctica pedagógica se caracteriza por la interrelación de las personas a través de la acción y la expresión de posiciones valorativas argumentadas desde la conceptualización reflexiva. Esta confrontación entre lo que el docente piensa, siente y hace se hace presente de la misma forma en los demás actores   educativos, especialmente los estudiantes, quienes validan a través de ese proceso sus teorías, acciones y pensamientos para transformar sus propias dimensiones o incidir en la transformación.
La reflexión sobre la práctica pedagógica posibilita que el maestro construya una mirada crítica de su quehacer cotidiano. Por eso, es necesario que vuelva la mirada sobre aquello que, individual o colectivamente, construye en los ambientes de enseñanza y aprendizaje. En ese sentido el maestro debe realizar, no sólo la reflexión sobre su práctica peda­gógica, sino también recuperar la práctica real de su hacer mediante las actividades de observación y de la elaboración teórica, desde las prácticas innovadorascomo parte de su trabajo sistemático e institucional.Desde esta perspectiva se nos invita a asumir una postura pedagógica diferente frente a la construcción del conocimiento. Nuestra misión no es “dar a los estudiantes una serie de informaciones”, sino crear oportunidades y ocasiones en las que ellos, dadas sus preguntas, sus necesidades y sus características, poco a poco construyan una comprensión propia de sí mismos, del mundo y de los demás; legado que queda claro en ese supuesto de la educación que hace mención a: “Que alguien pueda enseñar algo a otro, y que quien enseñe compruebe si lo aprendido se correspondió con lo enseñado”, lo que representa, por parte del docente, confirmar si el estudiante construyó el significado del concepto que se deseaba, tarea por demás complicada e interesante, pues esto se refiere a la intersubjetividad para la creación de un conjunto de significados compartidos.
La buena práctica de la intersubjetividad es aquella que deja que el pensamiento de ambos no se interrumpasino que,  al interactuar el conocimiento, genera ideas en común.

E. Maluenga

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