La formación de docentes es un proceso de
actualización constante, particularmente en las áreas de docencia e investigación,
necesario para mantener la actualidad en cuanto a las concepciones pedagógicas
y las nuevas perspectivas investigativas; con la intención de lograr el mejoramiento
de la práctica pedagógica y la construcción de una nueva visión del mundo.
En este
proceso, la
intersubjetividad posibilita redimensionar la relación entre el yo y el otro,
la búsqueda de la construcción de un nosotros (fundamental en todo sujeto
pedagógico). La intersubjetividad nos conduce directamente a la otredad en su
doble dimensión: como otro que no soy yo y como posibilidad de búsquedade la construcción
de lo que aún no soy. En este orden, la actitud
del docente, comprometido con su quehacer diario, establece una articulación
coherente entre la teoría y la práctica, entre el pensar y el actuar.
Desde lo
antes dicho, la práctica pedagógica reflexiva es una actividad necesaria. Es un
momento particular y personal, inherente al desempeño del docente, en el cual
busca dar el sentido a la acción-observación-reflexión-planeación de
situaciones problemáticas contextualizadas para reflexionar sobre ellas y
obtener de ese ejercicio la experiencia vivencial que le aportará las bases para
modificar aquello que debe modificarse.
Del mismo
modo, esa acción reflexiva posibilita, no solo la construcción de conocimiento sobre
las relaciones entre estudiantes, padres de familia y docentes, sino la
articulación entre la conciencia de la acción docente con su experiencia y el
mejoramiento de su praxis para igualmente mejorar la interacción dialógicacon
los demás actores involucrados en el proceso.
La práctica
pedagógica se caracteriza por la interrelación de las personas a través de la acción
y la expresión de posiciones valorativas argumentadas desde la
conceptualización reflexiva. Esta confrontación entre lo que el docente piensa,
siente y hace se hace presente de la misma forma en los demás actores educativos, especialmente los estudiantes, quienes
validan a través de ese proceso sus teorías, acciones y pensamientos para transformar
sus propias dimensiones o incidir en la transformación.
La reflexión sobre
la práctica pedagógica posibilita que el maestro construya una mirada crítica
de su quehacer cotidiano. Por eso, es necesario que vuelva la mirada sobre aquello
que, individual o colectivamente, construye en los ambientes de enseñanza y
aprendizaje. En ese sentido el maestro debe realizar, no sólo la reflexión sobre
su práctica pedagógica, sino también recuperar la práctica real de su hacer mediante
las actividades de observación y de la elaboración teórica, desde las prácticas
innovadorascomo parte de su trabajo sistemático e institucional.Desde esta perspectiva se nos
invita a asumir una postura pedagógica diferente frente a la construcción del
conocimiento. Nuestra misión no es “dar a los estudiantes una serie de
informaciones”, sino crear oportunidades y ocasiones en las que ellos, dadas
sus preguntas, sus necesidades y sus características, poco a poco construyan
una comprensión propia de sí mismos, del mundo y de los demás; legado que queda
claro en ese supuesto de la educación que hace mención a: “Que alguien pueda
enseñar algo a otro, y que quien enseñe compruebe si lo aprendido se
correspondió con lo enseñado”, lo que representa, por parte del docente,
confirmar si el estudiante construyó el significado del concepto que se deseaba,
tarea por demás complicada e interesante, pues esto se refiere a la intersubjetividad
para la creación de un conjunto de significados compartidos.
La buena práctica de la
intersubjetividad es aquella
que deja que el pensamiento de ambos no se interrumpasino que, al interactuar el conocimiento, genera ideas
en común.
E.
Maluenga
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